viernes, 26 de septiembre de 2014

Mi viaje a Inglaterra: Conjuntos escultóricos (Parte II)

En el artículo de esta semana continuamos con algunos conjuntos escultóricos que me fascinaron en mi viaje a Inglaterra.

Monumento a la princesa Charlotte (Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, 1817)

La primera protagonista de hoy es la princesa Charlotte de Gales, hija de Jorge IV y sobrina de Eduardo, padre de la futura reina Victoria.

Princesa Charlotte de Gales
Charlotte falleció en noviembre de 1817 a la edad de 21 años, tras un largo parto que, según cuentan, duro más de 2 días. Tras duras horas de sufrimiento, finalmente daría a luz un hijo sin vida, perdiendo la suya horas después.

La prematura muerte de Charlotte provocaría una gran tristeza en toda gran Bretaña, ya que el pueblo había puesto todas sus esperanzas en ella y en su futuro reinado.

Repicaron campanas en todo Reino Unido e incluso se llegó a agotar la “tela de luto”. Es más, el propio monumento funerario sería costeado por donativos procedentes de su amado pueblo.

Ningún miembro de la familia real superaría estas manifestaciones de duelo público hasta el triste fallecimiento de la princesa Diana en 1997.


“La muerte de la princesa Charlotte ha caído sobre el pueblo como 
una oscuridad repentina y universal” 
Windsor and Eton Express

El monumento en memoria de la princesa Charlotte, se encuentra en la Capilla Urswick, ubicada en la esquina noroeste de la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, siendo su autor Matthew Wyatt.



La obra está formada por dos registros: En el registro inferior se nos muestra el plano terrenal, donde encontramos el cuerpo inerte de la princesa Charlotte. Cubierto con una tela tratada magistralmente, nos permite intuir su cuerpo yacente.

Para acentuar el dramatismo de la escena, la mano de la princesa cae sin vida, pudiendo adivinarse parte de ésta por debajo del tejido que la cubre.



Flanqueando el cuerpo de la princesa, descubrimos cuatro plañideras que acompañan a la joven en su lecho de muerte y cuyo tratamiento de los ropajes me dejó fascinada. Estas plañideras son el reflejo en piedra del dolor del pueblo por la pérdida de su futura reina.

Si elevamos nuestra mirada descubriremos el registro superior, representado por el espacio celestial.

En el eje central de la composición podemos observar de nuevo a Charlotte, saliendo de su propio cuerpo para ascender hacia el Paraíso. Etérea y con el brazo en alto, eleva su vista hacia esa luz celestial que se materializa a través de las vidrieras. Esa luz que se nos muestra como un rayo de esperanza frente a la desolada escena del registro inferior.



Junto a ella encontramos a dos ángeles, ataviados con túnicas y peinados clásicos. Nos llama la atención el ubicado a nuestra izquierda, que acuna en sus brazos al hijo nonato de la princesa, el cual la acompañará por la toda la eternidad.


Monumento a Lady Elisabeth Nightingale (Abadía de Westminster, 1761)

Para finalizar, os traigo esta maravillosa obra –quizá mi favorita, aunque me cuesta elegir una- ubicada en la capilla de St. Michael, en el transepto norte de la Abadía de Westminster.

Realizada en mármol por Louis François Roubiliac, representa a Joseph Gascoigne y su esposa Elisabeth Nightingale.



En la parte superior del sepulcro podemos observar a la pareja, aún con vida. Elisabeth, a las puertas de la muerte, reposa sobre los brazos de su esposo que, con un gesto de horror, intenta evitar el dardo mortal que la muerte pretende propinar a su amada.

La diagonal formada por el brazo de Gascoigne dirige nuestra mirada a la parte inferior del sepulcro, donde descubrimos una imagen aterradora: la muerte, saliendo de las puertas del inframundo para llevarse a Elisabeth consigo.

Para dar mayor intensidad –si cabe- a la dramática escena, el autor sitúa la mano huesuda de la muerte casi rozando los pies de la protagonista, lo cual provoca una mayor angustia en el espectador.



Esta macabra escena está basada en un sueño del hermano de Gascoigne, en el cual la muerte, situada a los pies de su cama, se deslizó por debajo de las sábanas, situándose entre su esposa y él. Terrorífico ¿verdad?

Pero este esqueleto sigue despertando las peores pesadillas de muchos ya que, según cuentan, una noche, unos ladrones que habían entrado en la abadía, al ver la escultura de la muerte bajo la luz de la luna quedaron tan horrorizados que salieron despavoridos. De hecho, dejaron atrás una palanca que fue expuesta a los pies del sepulcro durante años.

Aquí finaliza esta entrega doble sobre las obras escultóricas que más me fascinaron en mi viaje a tierras inglesas.


Si conocéis alguna otra escultura que os haya impresionado, podéis contárnoslo en los comentarios.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Mi viaje a Inglaterra: Conjuntos escultóricos (Parte I)

Durante mi estancia en tierras inglesas el pasado julio tuve el placer de contemplar muchas maravillas, algunas incluso desconocidas para mí, como son algunas de estas joyas escultóricas que os traigo hoy.

Monumento a la Reina Alexandra, Alfred Gilbert (Londres, 1932)

En mi paseo desde Picadilly Circus hasta el Palacio de Buckingham tuve la suerte de encontrarme por casualidad con este maravilloso conjunto monumental realizado en bronce.

En él vemos representadas tres figuras coronadas con los ojos cerrados, que desde el primer momento nos atrapan con su halo de misterio. ¿Quiénes son? ¿Están dormidos/as? ¿Quién es la figura de menor edad?


Si nos fijamos bien, en el basamento podemos encontrar una inscripción, que comienza a revelarnos quiénes son estas misteriosas figuras: “Reina Alexandra. Un tributo del amor del Imperio. La fe, la esperanza y el amor. Las virtudes que guían a la reina Alexandra”.

De esta manera, como el propio epígrafe nos indica, nos encontramos ante un monumento conmemorativo en honor a la reina Alexandra de Dinamarca, esposa de Eduardo VII.

En el eje central de la composición encontramos una figura entronizada, flanqueada por dos personajes femeninos ataviados con ropajes clásicos, que no son otros que las alegorías de la Fe y la Esperanza.



El personaje central es por lo tanto la alegoría del Amor, o para ser más exactos de la Caridad, cerrando así la representación de las tres virtudes teologales. Ésta es acompañada por una figura de menor edad -como es habitual en las representaciones de la virtud de la Caridad- a la arropa con los brazos abiertos.



Si quieres ver la ubicación exacta de este monumento haz clic aquí.


Escultura de la Reina Anne delante St Paul’s (Londres, 1712)

Este conjunto escultórico, realizado para conmemorar la finalización de la Catedral de St Paul’s, tiene como protagonista a la Reina Anne, monarca reinante en el momento de la conclusión del edificio.



Elegante y majestuosa, se encuentra representada sobre un podio, portando símbolos de poder tradicionales como la corona, el cetro o el orbe rematado en cruz. Asimismo, colgado del cuello lleva el emblema de la Orden de San Jorge.

Reina Anne

En la parte inferior del podio podemos ver las representaciones alegóricas de los cuatro territorios que ésta reclamó durante la denominada “Guerra de la Reina Anne”: Inglaterra, Irlanda, Francia y América. (Si quieres saber más sobre este conflicto, haz clic aquí).

Estas alegorías femeninas, dispuestas sobre volutas, portan una serie de atributos particulares. Así, Inglaterra, vestida con pesados ropajes y con corona de laurel, porta el peto de la diosa Minerva, usado en este caso como faja, y decorado con el rostro de Medusa. Con la mano derecha sujeta el tridente, como símbolo del poder marítimo, quedando la izquierda apoyada sobre el escudo real.

Alegoría de Inglaterra

Francia, ataviada con túnica y capa, es fácilmente reconocible por su casco decorado con la flor de lis. Con la mano derecha sostiene una porra y con la izquierda la corona mural.

Alegoría de Francia

Irlanda, con sus pesados ropajes clásicos y su pecho al descubierto, se encuentra portando el arpa.

Alegoría de Irlanda

Y finalmente América, quizá la más fácil de localizar debido a su tocado y faldellín de plumas, porta el arco y el carcaj. Pero probablemente lo que más llama la atención de esta figura es la cabeza barbada y el lagarto dispuestos a sus pies.

Alegoría de América

Para finalizar destacar que el original de Francis Bird fue sustituido en 1885 por la copia en mármol de carrara que podemos contemplar en la actualidad.


Próximamente será publicada la segunda parte de este artículo, en la cual os mostraré otras joyas de las cuales podéis disfrutar en Londres y alrededores. 

viernes, 20 de junio de 2014

Remedios Varo y su universo fantástico

La protagonista de hoy es Remedios Varo, pintora y escritora surrealista.

Enigmática, espiritual, bruja autoproclamada y, por desgracia, muy desconocida en nuestro país. País que la vio nacer un 16 de diciembre de 1908 en Anglés (Gerona). País que permanecerá en su retina durante su exilio en México y al que no volverá a regresar.

Hija de un ingeniero industrial, desde muy pequeña mostrará interés por el dibujo y la perspectiva. De su padre heredará su tendencia revolucionaria y ansias de libertad; de su madre su fuerte espiritualidad, con un marcado carácter místico.

Algunos recuerdos de su infancia los podemos contemplar en obras como “El paraíso de los gatos”, evocación de su pueblo natal, o “Taxi acuático”, con sus recurrentes vehículos fantásticos, inspirados en las novelas de Julio Verne.

El paraíso de los gatos (1955)

Taxi acuático (1962)

Con 16 años ingresará en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde compartirá aula con artistas de la talla de Salvador Dalí, cuatro años mayor que ella.

Dalí, Lorca y Buñuel (1923)

Durante su estancia en Madrid visitará diariamente el Museo del Prado, deleitándose con las obras de grandes maestros como Goya, El Bosco o El Greco, que se convertirán en referentes de inspiración para posteriores obras.


Goya, Modo de volar (Serie "Los Disparates", 1815-16)

Vuelo mágico (1956)

En este periodo conocerá a Gerardo Lizárraga con quien contraerá matrimonio. En 1931 ambos partirán a París, cuna de las Vanguardias, donde permanecerán un año.

Remedios Varo y Gerardo Lizágarra

Años después, en la década de los 60, realizará un tríptico donde reflexionará sobre estos acontecimientos: “Hacia la torre”, “Tejiendo el manto terrestre” y “La huida”. En las dos primeras obras Remedios Varo, casi como si de una obra biográfica se tratara, nos ilustra su periodo en la casa paterna y su educación en el colegio católico, donde predominaban la rigidez y el ambiente conservador. Finalmente en “La huida” se nos muestra huyendo a Paris con Lizárraga, aun con el uniforme escolar, pero dejando atrás todo el encorsetamiento y represión.

Hacia la torre (1960)

Tejiendo el manto terrestre (1961)

La huida (1961)

Ya en París, se matricula en la Escuela de Arte Libre. Sin embargo, pronto la abandona debido a su afán de búsqueda de un estilo libre y personal.

En 1932 la pareja se traslada a Barcelona, donde Lizárraga trabajará como diseñador. Allí conocerá al pintor Esteban Francés, con el que investigará en torno a nuevos lenguajes y con el que iniciará una aventura amorosa.

Manuel Viola, Remedios Varo
y Esteban Francés

También en Barcelona conoce a Oscar Domínguez, artista surrealista que, al igual que Remedios Varo, tuvimos la suerte de ver en la reciente exposición del Museo Thyssen “El surrealismo y el sueño”. Éste la pondrá en contacto con Benjamín Peret, amigo íntimo de André Bretón –fundador del movimiento surrealista-.
  
De esta manera en 1937 se traslada a París acompañada por Benjamín Peret y, por supuesto, de Esteban Francés. Así, deja atrás a su marido, que se quedará en España desempeñando el puesto de cartógrafo para el ejército republicano durante toda la Guerra Civil.

En París se codeará con artistas del círculo surrealista, participando en sus reuniones y charlas, siendo la obra más destacada de este periodo “El agente doble”, totalmente inmersa en el lenguaje surrealista.

El agente doble (1936)

En este periodo conocerá al pintor rumano Víctor Brauner, que despertará en nuestra pintora su interés por la alquimia, la magia y lo espiritual. Fascinada por el más allá pero también por la ciencia, explorará conceptos como la cuarta dimensión y los cuadros de engaño visual.

Ciencia inútil o El alquimista (1955)

En 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial. El gobierno francés colaborará con el régimen nazi, siendo muchos de sus amigos detenidos, interrogados y torturados por simpatizar con el comunismo. Incluso su propio marido, Gerardo Lizárraga, será internado en un campo de concentración.

En 1941 logra huir a México junto con Benjamín Peret, con quien había iniciado una relación varios años antes y con quien contraerá matrimonio en 1946. Allí conocerá a artistas de la talla de Frida Kahlo, Diego Rivera o Leonora Carrington.

Remedios Varo y Benjamín Peret

A este periodo pertenecen sus obras como ilustradora de la marca Bayer, caracterizadas por su gran fuerza expresiva. El ejemplo más conocido es “Dolor reumático I”

Dolor reumático I (1948)

En 1947, Peret decide regresar a París, ya liberada por entonces. Estos años coinciden con su más importante etapa creativa con obras como “Papilla estelar”, donde reflexiona sobre el exilio.

Papilla estelar (1958)

En 1952 conocerá al político austriaco Walter Gruen, con el que contraerá de nuevo matrimonio. Gruen la apoyará para que abandone por completo la publicidad y se dedique a la pintura en exclusividad.

Walter Gruen

En la década de los 50 la fama de Remedios Varo se dispara como consecuencia de una serie de exposiciones en diversas galerías del país. Así, la mayoría de sus obras se encuentran actualmente en manos de particulares, aunque parte de ésta podemos contemplarla en el Museo de Arte Moderno de México, gracias a la donación de Walter Gruen.

Remedios Varo falleció de un paro cardíaco el 8 de octubre de 1963 a la edad de 54 años.

Para finalizar, me gustaría recordar el videoclip “BedtimeStory” de Madonna, inspirado en el imaginario surrealista, y donde podemos reconocer obras de Remedios Varo como “Los amantes”.

Los amantes (1963)

Desde que conocí a esta artista me quedé fascinada con su obra y atrapada en su universo de fantasía y misticismo. Ahora que vosotros también la conocéis, no dudéis en difundir su obra para que otros, al igual que nosotros, puedan disfrutar y perderse en los maravillosos mundos creados por Remedios Varo.

Lecturas recomendadas:

“Cazadora de astros”, Zoé Valdés (novela)


jueves, 5 de junio de 2014

Picasso y sus mujeres (Parte III)

En 1936 Picasso conoce a Dora Maar, pintora y fotógrafa surrealista, que por aquella época contaba con 29 años de edad. 

Dora Maar

Muy pronto, Picasso sentirá el fuerte magnetismo de la inteligente y sofisticada joven, comenzando una relación con ella. No obstante, debemos recordar que tan sólo un año antes había nacido su segunda hija, Maya, fruto de su relación con Marie-Thérèse Walter.

Así, Marie Thérèse vivirá en sus propias carnes lo que años antes había vivido con ella Olga Koklova, y en este caso nuestro artista tampoco sentirá ningún pudor en esconder su relación con ambas mujeres, llegando incluso a realizar retratos de ambas el mismo día y con el mismo escenario.

“No me interesaba tomar una opción, estaba satisfecho con la situación”
Picasso


Mujer recostada leyendo (Marie-Thérese) (1939)
Mujer recostada sobre un diván (Dora Maar) (1939)

En estas obras queda patente las diferencias entre ambas mujeres. Marie-Thérèse, dulce y risueña, representada con formas curvas y vivos colores. Y Dora, seria y de fuerte carácter, con esas lineas angulosas y colores ácidos. 

"Todos necesitamos sal (Dora) y azúcar (Marie-Thérèse)"
Maya Picasso

Maya Picasso, en la actualidad

De esta manera, Picasso tenía una esposa, Olga, de la que no se había divorciado por motivos económicos y con la que había tenido a su primogénito Paul; “La amante legítima” –tal y como ella se llamaba-, Marie-Thérèse, con la que tuvo a Maya; y Dora, “la otra amante”.

Por estas fechas Picasso adquiere un estudio en la Rue des Grands-Augustins, donde realizará una de sus grandes obras maestras "El Guernica", cuyo proceso plasmará Dora Maar magistralmente.

Proceso de realización de "El Guernica", Dora Maar

De este periodo me gustaría destacar una de las grandes obras que hemos podido contemplar recientemente en Fundación Mapfre: "Ventana del Taller" de 1943, donde Picasso representa el citado estudio de la calle de Grands-Auguntins.

Ventana del taller (1943)

En este lienzo Picasso ha sustituido el recurrente tema del bodegón delante de una ventana por un radiador. ¿Es tan importante un radiador como para convertirlo en el protagonista de una obra? En relación a esto hay que recordar los malos momentos pasados en su juventud, sobre todo en el famoso Bateau Lavoir (recordad, donde hizo las Señoritas de Avignon) y donde pasó los peores inviernos de su vida, teniendo incluso que quemar sus propios dibujos para entrar en calor.

En la época del Guernica retratará a Dora en diversas ocasiones. Esa fotógrafa orgullosa y temperamental, a la que nuestro artista apodará “La llorona”.

Mujer llorando (1937)

En 1943, a la edad de 62 años, conoce a Françoise Gilot, a la que comienza a dar clases de pintura y por la que finalmente abandonará a Dora Maar.

Françoise Gilot

A raíz de esto, Dora comenzará a sufrir crisis nerviosas, lo que le llevará a ser internada en un psiquiátrico. Años más tarde Dora afirmará:


“Me utilizó hasta que no quedó nada de mí, solamente los retratos míos que había pintado” Dora Maar


Con Françoise, a la que apodó “La mujer flor”, Picasso disfrutará de nuevo de la paternidad con Claude y Paloma.

En 1951, dos años después del nacimiento de Paloma, Françoise descubre que Picasso mantiene una relación con otra mujer: Genevière Laporte. Así, decide abandonarle, acontecimiento que destruiría el gran ego del artista.

Para ilustrar esta etapa (recordad: “las pinturas son las páginas de mi diario”) tenemos la "Suite Verve" (1953), donde Picasso se autorretrata como un viejito que incluso lleva una manta en las rodillas. Lejos queda ya ese fornido escultor protagonista de la "Suite Vollard" (1930-37), realizada en su época de esplendor con  Marie-Thérèse.

Suite Verve (1953)


“Me dijo: Nadie deja a un hombre como yo. Espera y verás. Cuando me marché se puso furioso y estuvo en guerra conmigo hasta que murió” Françoise Gilot


Algunos años después, en 1963, Françoise Gilot publicará su libro “Vivir con Picasso”, donde relata su experiencia con el artista. Picasso intentó evitar la publicación, pero finalmente no lo consiguió, convirtiéndose en un éxito de ventas. 

En 1954 conocerá a la última mujer de su vida y con la que vivirá hasta su muerte: Jacqueline Roque, de 27 años.

Amante, modelo, secretaria e incluso enfermera, sentía adoración por Picasso, pasando las noches enteras contemplándole mientras trabajaba.

Picasso y Jacqueline

En 1961 se casará con Jacqueline, ya que varios años antes -en 1955- Olga había fallecido, permitiéndole casarse de nuevo sin tener que pasar por el divorcio.

Por esta época Picasso ya era un pintor de fama internacional, con exposiciones en Londres, Paris, Tokio...

En 1955 Picasso y Jacqueline se trasladarán a “La Californie”, una finca en la bahía de Cannes. Allí realizará su famosa serie sobre las Meninas, donde invade, destruye y metamorfosea el taller de Velázquez. Perteneciente a la citada serie debemos destacar sus “Pichones”, realizados para “descansar de la Gran Obra”.

Las Meninas (1957)


 “En aprender a pintar como los maestros del Renacimiento tardé años, pintar como los niños me llevó toda una vida”

Pichones (1957)


El 8 de abril de 1973 fallece Picasso en Notre Dame da Vie, en Mougins, con Jacqueline a su lado.

La muerte de Picasso trajo consigo una serie de fatídicas desgracias para su familia.

Al funeral sólo le fue permitida la entrada a su primogénito Pablo. Pablito, el hijo de Pablo y nieto de Picasso, no pudo acudir, por lo que intentó suicidarse ingiriendo lejía, falleciendo tres meses más tarde.

Dos años después fallecerá Pablo, a la edad de 55 años, debido a sus problemas con el alcohol.

En 1977 Marie-Thérèse decide suicidarse, al igual que Jacqueline, que consigue quitarse la vida en 1986.


 Películas y libros recomendados

"La banda Picasso" (2012)

"La mujer que llora" Zoé Valdés           

“La verdad sobre Jacqueline y Pablo Picasso” Françoise Gilot

“Vida con Picasso” Françoise Gilot

viernes, 23 de mayo de 2014

Picasso y sus mujeres (Parte II)

En 1917 Picasso viajará a Italia, donde diseñará los decorados y los trajes del ballet ruso "Parade". Allí conocerá a la bailarina Olga Koklova, con la que se casará un año más tarde y con la que tendrá su primer hijo: Paul.

Olga Koklova

Ambiciosa, tozuda y de fuerte carácter, le gustaba frecuentar los altos ambientes parisinos. Recordemos que por esta época Picasso ya es un pintor reconocido. Así, pasarán de unos primeros años idílicos a una relación prácticamente insoportable.

Pablo vestido de arlequín, 1924

Estos años han sido bautizados por muchos como "la vuelta al orden", ya que las reminiscencias clásicas son más que evidentes, fruto del citado viaje a Italia, su relación con Olga, así como su reciente maternidad.

Un ejemplo de este periodo son las "Tres mujeres en la fuente" del MOMA, con esas figuras escultóricas y monumentales, de rostros y ropajes helénicos.

Tres mujeres en la fuente, 1921

A la par de estas obras con carácter más clásico, Picasso seguirá experimentando en torno al lenguaje cubista. Una obra interesante de este periodo es "Naturaleza muerta con guitarra", obra que tuvimos el placer de contemplar en la recientemente finalizada exposición “Picasso, en el taller” de Fundación Mapfre.

Naturaleza muerta con guitarra, 1928

En ocasiones Picasso dejará algunas de sus obras abiertas a la interpretación, ofreciendo al espectador la posibilidad de completarlas, y dando lugar a una obra orgánica, siempre viva. En relación a esto, me quedo con la interpretación de una visitante anónima de la anteriormente citada exposición, que afirmaba que se trataba de una vista desde el interior de la propia guitarra. Así, los ojos que vemos representados podrían pertenecer a un imaginario público, que se encontraría contemplando al guitarrista.

Como ya hemos comentado, se trata de una obra abierta, por lo que os invito a que compartáis con nosotros vuestras propias interpretaciones, en la zona destinada a comentarios ubicada en la parte inferior de este artículo.

En 1927, Picasso conoce a Marie-Thérèse Walter, una chica de 17 años con la que va a iniciar una relación extramatrimonial y con la que tendrá a su segunda hija: Maya. Recordemos que por estas fechas Picasso tiene 46 años. Así, me quedo con su célebre frase:

"Un hombre tiene la edad de la mujer a la que ama"

Marie-Thérèse Walter

De esta manera, Picasso y Marie-Thérèse iniciarán un romance idílico y apasionado, con la sombra de los crecientes celos de su mujer cerniéndose sobre ellos. Y es que Picasso no se esforzaba mucho en ocultar su aventura, llegando incluso a exponer obras con la joven como protagonista.

Así, para Picasso este será “el peor momento de su vida”, hecho que quedará patente en diversas obras del periodo. Un ejemplo de ello es “El pintor y su modelo” de 1927, donde nos presenta una mujer descoyuntada y metamorfoseada, siguiendo el prototipo de mujer-mantis surrealista –recordemos que en 1923 Picasso conoció a André Bretón, e incluso expuso en la Primera Exposición Surrealista de 1925-. Obra agresiva, no cabe duda, tanto por temática, como en cuanto a ejecución y gama cromática, que ilustra a la perfección los momentos tormentosos que está viviendo Picasso por estas fechas.

El pintor y su modelo, 1927

Finalmente, en 1937 llegará la ruptura definitiva con Olga, aunque no el divorcio, ya que supondría la pérdida de la mitad de sus bienes.

Junto a las obras de vertiente surrealista de los años 20 y 30 encontramos una serie de lienzos con Marie-Thérèse como protagonista. Un ejemplo de ello es “El taller”, donde ya existe ese predominio de la línea curva característico del periodo, el colorido vivo y brillante, los escenarios idílicos, etc. Con esa joven voluptuosa, abandonada al placer, con su perfil y el mechón de pelo característico que la hace inconfundible, y que nos ilustra el periodo de esplendor que esta pasando Picasso junto con Marie-Thérèse.

El taller, 1934

En 1936 comienza un periodo convulso en la vida de Picasso, marcado por el estallido de la Guerra Civil española y la muerte de su madre. Así, se trasladará con Marie-Thérèse y con Maya a una casa rural cerca de Versalles, pero pronto conocerá a otra gran mujer que le dejará fascinado y por la que abandonará a su anterior amante: Dora Maar.

Me despido de Marie-Thérèse con un salto en el tiempo hasta 1973, año en que fallece Picasso a la edad de 91 años. Poco después, Marie-Thérèse acaba con su vida,  a que lo su hija Maya respondió:

 "Pensaba que tenía que cuidar de Picasso incluso muerto"