viernes, 20 de noviembre de 2015

Lizzie Siddal: La nueva Ofelia -1ª parte-

John Everett Millais y William Holman Hunt se conocerán por primera vez en la Royal Academy de Londres, ubicada en la actual National Gallery, en Trafalgar Square.

Un buen día, copiando la obra de Rafael "La transfiguración", ambos comenzarán a hacer ataques despectivos hacia ella, por lo que un compañero les increpará: "Entonces sois Prerrafaelistas".


Rafael, La transfiguración (1517) Museos Vaticanos

Así, nace la Hermandad Prerrafaelista, a la que pronto se unirá el más rebelde de este triunvirato: Dante Gabriel Rosseti.

Caracterizados por su inconformismo frente a la Academia, defenderán el arte medieval, por ser realmente puro y estar hecho de corazón. Así, comenzarán a firmar sus obras con el anagrama PRB, lo que despertará un auténtico revuelo entre los círculos artísticos londinenses, debido a al enigmático significado. 

Algunos hablaron de sociedad secreta, otros lo relacionaron con una vertiente del fanatismo anglicano y otros simplemente se burlaron de ello: Please Ring the Bell (por favor llama al timbre) o Penis Rather Better (pene bastante mejor). 

Como imaginaréis era algo más sencillo: Pre-Raphaelite Brotherhood (Hermandad Prerrafaelista).


Rossetti, La infancia de la Virgen (1848)
Donde aparece por primera vez el anagrama PRB

Pero nos falta lo más importante: la musa. Y aquí es donde entra en juego la protagonista de nuestros dos próximos artículos, Lizzie Siddal.

Lizzie Siddall

Hija de un cuchillero de origen escocés, Elisabeth "Lizzie" Siddal era una muchacha alta y estilizada, de tez pálida y larga cabellera rizada de color cobrizo. 

El primero en descubrirla fue Walter Deverell, artista vinculado a la Hermandad. 

Cuando Deverell la ve por primera vez, Lizzie se encontraba trabajando en la sombrerería de Mrs. Tozer en Cranbourne Alley. Deverell queda fascinado tras los cristales de la tienda debido a su "belleza medieval", ofreciéndole rápidamente que pose para él.

Así comienza la carrera de Lizzie como modelo lo que, sin aún ella saberlo, supondría su ruina.

Tras ser presentada por Deverell a los Prerrafaelistas, Millais decide ofrecerle trabajo posando como Ofelia, convirtiendo así a Lizzie en uno de los rostros femeninos más famosos de la pintura inglesa del siglo XIX.

Ofelia, personaje de Hamlet, tragedia de William Shakespeare, termina perdiendo el juicio debido a los desvaríos de su amado Hamlet y la posterior muerte de su padre a manos de éste.

Millais, ese "niño prodigio" que ingresa en la Royal Academy con tan sólo 11 años, representa con gran maestría el momento en el que Ofelia, entretenida cogiendo flores y entonando canciones, cae al agua y, debido a su demencia y su pesado vestido, es tragada por el río sin ningún atisbo de oposición.



Millais, Ofelia (1851 - 1852) Tate Britain, Londres

"Hay un sauce que, inclinándose a su peso, 
mira el albo verdor de sus hojas en la cristalina corriente de un arroyo. 
Con sus ramas elaboró Ofelia intrincadas guirnaldas de flores, juncos, 
margaritas y esas orquídeas color purpúreo que el vulgo llama 
"dedos de muerto". 
Quiso colgarlas del árbol, se quebró la rama en que se apoyaba, 
y cayeron ella y sus guirnaldas en el lloroso arroyo. 
Sus ropas se esparcieron manteniéndola a flote durante un tiempo. 
Se puso entonces a cantar trozos de viejas alboradas, 
como si no supiera el peligro que en que se encontraba, 
o como si fuese una náyade nacida y criada en las aguas. 
Pero no tardaron mucho sus prendas en empaparse, 
arrastrando a la pobre doncella y su canción a morir en las cenagosas profundidades" 
Hamlet, William Shakespeare


En pleno invierno londinense, Lizzie posará metida en una bañera, cuya agua entibiarían a través de velas dispuestas en la parte inferior de la misma. Entregada en cuerpo y alma al papel de Ofelia y a la causa de la Hermandad, Lizzie no quiso interrumpir al Maestro cuando las velas fueron consumiéndose poco a poco, quedando el agua prácticamente helada. Tras la sesión, Lizzie caerá enferma de neumonía que, debido a su frágil salud, casi le lleva a la muerte.

El padre de Lizzie, que no aprobaba el nuevo trabajo de su hija, ya que todavía se encontraba asociado a la prostitución, le llegó a pedir una indemnización a Millais para poder correr con los gastos médicos y, por supuesto, le prohibió a su hija volver a ser su modelo.



Pero aquí no acaba la historia de nuestra Lizzie...




viernes, 6 de noviembre de 2015

El descenso a los infiernos: La Quinta da Regaleira

Carvalho Monteiro
El origen de este conjunto, localizado en Sintra (Portugal), se remonta a 1840, año en el cual la Baronesa da Regaleira decide construir su residencia de verano en este emplazamiento excepcional.


En 1893 la quinta pasará a manos de Antonio Augusto de Carvalho Monteiro, quien decide construir un palacete rodeado de fabulosos jardines románticos. Llamado “El Monteiro de los millones”, heredó de sus padres una importante fortuna, que ampliaría con sus negocios de café y piedras preciosas en Brasil.



Este paraíso de cuatro hectáreas diseñado por Luigi Marini se encuentra presidido por un palacio de estilo neomanuelino, donde los elementos fantásticos se mezclan con símbolos masónicos.

Palacio de verano

 Así, en la decoración de las ventanas podemos contemplar la cuerda con nudos, elemento masónico vinculado a la construcción de las catedrales.

Entre bolas isabelinas, decoración de tracería y profusa decoración vegetal, podemos encontrar caracoles, ranas o tortugas, animales propios del entorno de la Quinta.

Elementos masónicos

Subiendo una escalera modernista, llegamos a la terraza panorámica custodiada por quimeras fantásticas entre las que encontramos incluso un canguro, muy en consonancia con el gusto por lo exótico del periodo.

Rematando el conjunto podemos contemplar la cruz de la Orden de los Caballeros de Cristo, a la que pertenecería nuestro “monteiro de los millones”.

Laboratorio alquímico

Sin embargo, probablemente la construcción más llamativa del conjunto sea el pozo iniciático.

Se trata de una escalera en espiral de 27 metros de altura a la que accedemos a través de una puerta que parece sacada de “Indiana Jones y el templo maldito”. 

Así, el visitante comienza su particular “descenso a los infiernos”, basado en la Divina Comedia de Dante, con paradas en nueve rellanos, simbolizando los nueve círculos del Infierno. 

Pozo iniciático

Si finalmente logramos superar nuestro ritual iniciático a través de este particular descenso, llegaremos al fondo del pozo que nos permitirá al acceso a una complicada red de galerías subterráneas. A través de ellas, llegaremos al pozo imperfecto o al lago de la cascada, donde realmente creeremos haber ascendido al Paraíso.

Lago de la cascada

Si todavía tienes ganas de aventura, puedes acceder a las grutas subterráneas, donde no debes olvidar llevarte una linterna, ya que existen tramos de total oscuridad.

Ya en el siglo XX, la quinta pasará a manos de Waldemar Jara d’Orey, quien hará algunos añadidos; y ya en los años 80 a Aoki Corporation, que dejará el conjunto en un estado prácticamente ruinoso.

Por suerte, en 1997 el Ayuntamiento de Sintra adquiere la propiedad, encargándose en la actualidad del mantenimiento y difusión de la misma la Asociación Quinta da Regaleira.


Un lugar de ensueño en un enclave excepcional. Visita obligada si te gustan los cuentos de hadas.